Carta a los amigos

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La Carta a los amigos o Lettera agli amici es un pequeño boletín de noticias para los que desean mantener el contacto con nuestra comunidad.

Se puede recibir en papel o en formato digital através de la inscripción el la newsletter.

La periodicidad es semestral.

Por ahora, la Carta a los amigos existe en italiano, francés e inglés.

A continuación, os presentamos las tres últimas ediciones:

Introducción a la Carta de Adviento - 2015
(descarga el pdf de la Carta al final del artículo):

Cincuenta años

Queridos amigos y huéspedes que nos acompañáis desde lejos,

qué podemos decir en estos días en los cuales se completan cincuenta años de la clausura del Concilio Vaticano II y del inicio de nuestro historia aquí en Bose? A propósito del Concilio, nuestro sentimiento no puede ser sino de gratitud al Señor por el don concedido a la Iglesia y al mundo en este evento cuyo protagonista ha sido el Espíritu Santo. Gracias a este acontecimiento, dos urgencias del Evangelio surgieron claramente: la comunión visible entre todos los cristianos bautizados en el nombre del Señor Jesús y la escucha de la humanidad entera, incluso la no cristiana, dedicada a otras vías de espiritualidad o a un camino de humanización inspirado por la conciencia. Este ha sido el cambio verdadero y concreto en la forma de estar de la Iglesia en la historia del mundo. Y, si nuestro camino monástico ecuménico en Bose ha sido posible, lo ha sido gracias a este evento.

Sobre este, no estoy seguro de nada, sino de que también tiene necesidad de la misericordia del Señor! Por tal motivo, no hacemos ninguna conmemoración ni ninguna fiesta: no porque deseamos ser diferentes de los otros, sino porque depositamos en las manos del Señor el camino recorrido y Le decimos y repetimos cada día: “Kyrie, eleison!”. Nunca quisimos “dar testimonio”, por aquí y por allá, y aún menos en Bose. Lo único que deseamos es dar el testimonio a Jesús, el único Señor que reconocemos, mientras que, para nosotros, lo único que pedimos a vosotros es la oración y al Señor Su misericordia.

No sabemos decir si esta experiencia ha sido voluntad de Dios: así lo esperamos. No sabemos decir se hacemos el bien o si somos obstáculo al Señor: nos lo dirá el mismo Señor en el día del juicio. No sabemos si a cada uno de nosotros le será concedido ser llamado bien-aventurado o bendito, pero hemos intentado realizar humanamente aquello que nos parecía humano y que no estaba en contradicción con aquella palabra de Dios que buscábamos y que nos parecía descubrir en la escucha cotidiana de las Sagradas Escrituras.

En el centro de nuestra vida está el Señor Jesús, este hombre que nos ha enseñado a vivir en este mundo, este hombre que pasó haciendo el bien, este hombre que era extraordinario porque era “humanísimo”, este hombre que anunciaba a Dios con su carne, su vida, su palabra. Él era y es Dios, palabra verdaderamente ambigua, pero que para nosotros significa la verdad, la eternidad, aquello que nos precede, nos acompaña y nos sigue, aquí y más allá de la muerte. Sí, nosotros lo amamos sin verlo y sin verlo creemos en Él que da sentido a nuestras vidas, siempre incompletas en cada relación vivida: con los hombres y mujeres que encontramos y con Él, en el cual está toda la humanidad y toda la divinidad.

Cuando hacemos memoria de Él, cuando lo invocamos, cuando a veces osamos decir que vivimos con Él, brotan espontánea y simplemente de nuestros labios las palabras “Kyrie, eleison! Señor, ten misericordia de nosotros!”. Y queremos pronunciarlas siendo la voz de aquellos que no consiguen decirlas, aplastados por el sufrimiento y el mal y el pecado, hombres y mujeres que se cansan en el esfuerzo de vivir y esperar, pobres porque necesitados, últimos, anónimos, no reconocidos… “Señor, ten misericordia de nosotros!”. Pero queremos ser la voz también de los árboles que están a nuestro lado, susurrando al soplo del viento, de los animales que lloran y cantan, de las piedras inmóviles cuya única vocación es permanecer allí donde están.

Queridos amigos, para nosotros esta es la vocación que esperamos de haber realizado cuando pediremos que nos coloquen sobre la tierra nuda para hacer el éxodo de este mundo hacia la vida, para siempre, para continuar juntos como lo hemos estado aquí, en el amor, en la amistad, en la sorprendente aventura del encuentro…

Orad por nosotros, para que no demos escándalo a nadie y nadie pueda decir que le hemos mostrado indiferencia. Orad para que seamos liberados de la “gran tentación”. Nosotros oramos por vosotros.

Fr. Enzo Bianchi, prior de Bose

Bose, 8 de Diciembre de 2015
50° Aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II
y del inicio de la vida en Bose

Lee o descarga la Carta de Adviento 2015

 

Lee o descarga la Carta de Pentecostés 2015

Lee o descarga la Carta de Adviento 2014